Una mezcla de arte es Nineth Larios, una mujer que a través del tiempo ha sabido combinar la música, con la pintura, el canto y el teatro. Para ella el hecho de ser maestra significa darlo todo para que los alumnos sigan su ejemplo y logran posesionarse del mundo artístico.
Al entrar a casa de Nineth Larios, la primera impresión que da es que decoró permanentemente el porche como un altar para celebrar la Purísima. La pintura de la entrada de su hogar ubicado en el barrio Batahola Sur de Managua, no es tan común, entre las cuatro paredes dibujó paisajes representativos de Nicaragua al igual que dedicatorias para su familia, pero lo más destacado es su marimba, la cual pintó con un diseño de paisaje en la que destacan colores llamativos y se puede apreciar como una reliquia dedicada a su diario vivir como maestra de pintura, teatro y música.
Esta mujer de 36 años, es una maestra moderna, su vestimenta pareciera de una chavala de 18, en varias ocasiones ha usado piercing en su rostro, aretes y siempre usa sus singulares cotonas pero destaca entre los maestros de música del Centro Cultural de Batahola Norte (CCBN), donde lleva 27 años de trayectoria desde que tenía 8 años en 1986. Para ella la música es lo más bello que existe, porque es una inspiración que nace de tener buena afinación en el oído, especialmente si la melodía proviene de la marimba, guitarra, flauta o piano.
Desde los 8 años, se interesó por aprender los cursos de música, teatro, y pintura que se impartían con gratuidad en el CCBN para los años 80, al igual aprendía Catecismo para dar su Primera Comunión y participaba en el coro de niños de Batahola. El ejemplo de su maestro el sacerdote español Ángel Torrellas (q.e.p.d) uno de los fundadores de esa organización; le ayudó a desarrollarse en los diferentes campos del arte, para ella este hombre tenía el esmero para enseñar y platicar con cada niño y así recreaba un aprendizaje integral.
En su niñez le gustaba escuchar música, en especial si era clásica porque la armonía con el sonido era el punto clave para aprender, “tenía la facilidad de sacar notas musicales con cualquier canción que escuchara, yo era chispa y miré que aprendía rápido. Es más, los demás chavalos me pagaban para que les ayudara porque eran burros”, expresa mientras sonríe y mira hacia arriba con aspecto de recordar una escena cómica.
Si bien, tenía facilidad en la música ¿Cómo aprendió a pintar?
En la pintura entré por la facilidad de cursos en el CCBN, todo era gratis y pues el que no aprovechaba era por tonto. Yo aprendí teatro, danza, pintura y música con varios instrumentos. La pintura es linda porque me gusta ser creativa y diseñar a mi manera, en especial si se trata de paisajes primitivistas.
El arte en nuestro país no es tan destacado ¿Por qué se dedicó al arte y no a otra profesión?
Pintar me fascina, vivo una paz interior cada vez que lo hago, porque me siento segura de que soy una mujer creativa y me encanta dar clases de música, porque como maestra he aprendido que satisface de manera agradable el hecho de que un alumno aprenda bien. Al igual que el padre Ángel, a mí también me gusta dar todo lo mejor de mí. Yo soy maestra y gracias a Dios con eso vivo dignamente.
¿Cómo se inició en el magisterio artístico?
A los 10 años le comencé a ayudar al padre Ángel con sus alumnos, porque yo siempre sobresalía entre el grupo y desde los 14 años comencé a dar clases de música los sábados en una casa de monjas en Villa Flor Sur. Sentí que tenía la facilidad para enseñar, porque siempre me ha gustado compartir mis conocimientos.
Creatividad al máximo
Nineth, sobrevive principalmente de las clases de música y canto que imparte en el CCBN, sin embargo también se las ha ingeniado para realizar un pequeño negocio donde pone en práctica sus conocimientos de pintura. Cuando tiene tiempo libre compra chapas, sandalias o aretes; los decora con sus diferentes diseños de flores, paisajes y colores para así ganar dinero extra y sustentar los gastos de su hogar.
Además de hacer diseños en objetos, ha dejado la antigua manera de pintar cuadros grandes y simplemente ha traslado sus trabajos en cuadros pequeños, así como los caballetes de madera, los que la gente puede tener de adorno en sus mesas, también elabora dibujos en cruces de madera para enviarlas al extranjero o simplemente venderlas en su casa. Esta novedosa idea le ha servido para no tener ganancias esporádicas y así sustentarse.
El hecho de ser una persona detallista, le ha ayudado a entrar en diferentes campos estilísticos a través de la visión del arte como un objetivo pleno para crecer. Cada día que se levanta ella se propone metas, a veces pasa meses terminando trabajos que salen por la pintura, lo más importante es que su esposo la ha sabido comprender y apoyar, de esta manera ha logrado potencializarse como persona.
Los retos en su vida
El principal reto para esta artista, ha sido el simple hecho de ser mujer porque en el campo de las bellas artes los únicos que logran destacar son los hombres, debido al machismo que existe en ese tipo de trabajos “la pintura no se reconoce aquí en el país, para buscar un local donde exponer tus obras debes de tener dinero, y es peor sobresalir para la mujer, porque los hombres te hacen la vida imposible para sacarte cuando miran que sabes más que ellos”, dice con un gesto de enojo.
Para Nineth el arte gratifica porque permite desenvolverse en diversas maneras de la expresión, pero si se quiere vivir de eso es imposible, ya que si no se venden los cuadros o no hay un lugar donde cantar o tocar música no hay manera de subsistir; siempre se debe contar con un plan B, y hay que rebuscárselas de diferentes maneras para trabajar y poder ganar, por eso ella se considera una persona multifacética que puede hacer cualquier cosa para sacar adelante a sus hijos.
Los logros en su carrera de artista
A pesar de que el arte no es tan remunerado, Nineth se siente contenta, porque es lo que ella deseo para su vida, “Gracias a Dios trabajo en lo que me encanta, a pesar de no ganar el montón pero hay personas que tienen que limpiar o ser guardas de seguridad para poder ganarse la vida y eso es muy duro”, expone de manera reflexiva.
Lo importante para ella es que vive de la música y la pintura, porque aprendió desde los 10 años a tocar diversidad de instrumentos entre ellos piano, mandolín, flauta (soprano, alto, trasversa y bajo), guitarra y el último instrumento que aprendió a tocar fue la marimba. Cabe resaltar que a sus 17 años se apartó del mundo musical por más de un año que vivió en Guatemala pero eso la motivo más para realzar sus habilidades.
Sus logros más destacados a nivel internacional, fue representar en 1991 al coro de Batahola en México y Canadá. También es licenciada en Bellas Artes o artes plásticas de la Escuela Nacional de Bellas Artes, (Actual Instituto de Cultura). Con más de 20 años de experiencia artística siente que sus ganas de transmitir su obra como maestra, pintora y mujer aún tiene un largo camino por recorrer.
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