• El Domingo vuelve a su ermita es tradición, más de 100 años que el santo es llevado a Managua con la algarabía de miles de promesantes
Después de nueve días de fiestas patronales, cumpliéndose el día diez, los promesantes llegan de todas parte de la capital y departamentos, a la Iglesia de Santo Domingoy ubicada en los escombros de Managua, el santito se despide de cada uno de los devotos capitalinos que el primero de agosto llegaron a traerlo con mucho regocijo a las sierras que lleva su mismo nombre, hasta llegar a su segunda parroquia donde es visitados por mucho católicos cada año.
Pero más que un adiós es un hasta pronto, porque el otro año si Dios lo permite estará nuevamente de regreso en la capital, don miles de promesantes se unen a estas fiesta cada año, desde los ancianitos, jóvenes y niños, bailando junto a Santo Domingo en las calles que desde el inicio de la tradición lo han visto pasar.
La tradición de la vestida del Santo que se hace el día antes que regrese a su ermita, el nueve de agosto, es otra de las grandes celebraciones, donde bajan a Domingo de su altar y es bailado dentro de la Iglesia por los cargadores tradicionalistas que lo integran hombres y mujeres.
Figuras que cada año dicen presente en la festividad de Santo Domingo no pudieron faltar a su despedida, como lo son los caciques, los niños vaca y adultos, con trajes folclóricos que representan a nuestra querida Nicaragua.
Minguito sale de la parroquia
Con un retraso la santa eucaristía empezó a las 6:30 de la mañana, a las 8:00 el santito era bajado de su altar para ser bailado y decir hasta otro año, al lado de todos sus promesantes, que no querían que se fuera, por eso el retraso de la salida del santo a petición de los feligreses. Pero de acuerdo al plan de seguridad de la Policía Nacional el recorrido del santo se mantenía su entrada a las 5:00 de la tarde.
Santo Domingo, se distinguía por sus flores blancas, lilas, amarilla y en el centro una corona de flor color roja, era bailado de lado a lado, de arriba abajo por los cargadores tradicionalistas de Managua.
Minutos antes de que la imagen saliera del templo, los devotos ya lo esperaban en las esquinas bailando al son de las bandas filarmónicas que animaban el ambiente de la tradicional procesión, era impresionable el mar de gente que se encontraba a los alrededores, niños que dejaban la pena, para bailarle al intercesor de los católicos.
Como es costumbre minguito fue bailado en las puertas de su iglesia, que lo llevaban “al barco”, para ser trasladado al gancho de camino, donde lo esperaba Santo Domingo de Andrés de la Palanca, conocido como santo Domingo de abajo, ahí los dos santitos bailaron de frente por media hora, era como que no se quería ir, porque aún estaba cerca de la ermita que salió, y más la cantidad de gente que se unía a ese recorrido.
Figuras de las fiestas patronales
Perla Fabiola Dávila, representa el tercer lugar del tradicional concurso de la Reyna de las fiestas de Santo Domingo, al conocer la vida del santo, se convirtió en una fiel devota, y empieza un duro año de trabajo para ella, “vamos a visitar a los enfermos, encarcelados”, esto no es como todos piensas que nos enseñan a modelar, aquí nosotras adquirimos un gran compromiso, dijo Dávila.
Un promesante que sin duda no pudo faltar es Don “Chema pelón”, que con toda su familia, se unió al recorrido en la rotonda de Cristo Rey a pagarle promesa a minguito, hasta que Dios quiera seguiré mi tradición, dijo.
Sin duda este santo atrae a una multitud de personas que durante todo el recorrido no se cansan de bailarle, al contrario pareciera que están empezando, sin duda este intercesor mueve montañas, aquí la gente muestra su religiosidad.
La vida del Santo
Nació España cerca del año 1170. Es fundador de la orden de los predicadores, conocidos como los dominicos, que como su nombre lo dicen son predicadores del evangelio.
Según su historia, Domingo hacia grandes sacrificios para agradar a Dios, entre ellas grandes horas de ayuno solo con agua y pan, el predicaba a pesar de estar enfermo, soportaba todos los insultos que la gente le decía sin decir nada, llego al extremo de vender lo más querido y gran tesoro sus libros para darles de comer a los pobres, entre muchas cosas más, que nos enseña el camino de la santidad.
Nos dejó su legado para que seamos como el, humildes, sencillos, entregado a sus hermanos. La mayoría de las personas lo acompañan en sus procesiones, pero nunca se ponen a leer de su vida, de tratar de imitarla, de ver la riqueza de la Iglesia al tener a hombres santos como lo es Domingo.
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