Falta de empleo, salarios bajos, jefes autoritarios y horarios exagerados son las causas por las cuales muchos nicaragüenses deciden dedicarse a trabajos informales como lustrar zapatos o vender agua helada. Según quienes practican estos oficios, el salario que obtienen es más digno que el que les generaba su trabajo en empresas formales. Asimismo, señalan que tener un trabajo informal les permite crear su propio horario y ser ellos sus propios jefes.
“Me sale mejor trabajar como lustrador”
De sus 42 años de edad, Walter Antonio Solís Maltés, ha trabajado 18 como lustrador de zapatos, los primeros nueve en el mercado Roberto Huembes y el resto en el mercado Iván Montenegro. Según este hombre de hablar pausado y estatura mediana, “la falta de empleo y el hecho de no tener un título profesional”, lo impulsaron a ser un nicaragüense más en la lista de quienes deciden trabajar de manera informal.
Asimismo, manifestó que “me sale mejor trabajar como lustrador de zapatos, pues las empresas no ofrecen un salario digno”.
Con relación al tema de los ingresos que obtiene como lustrador de zapatos, Walter Solís, manifestó que “es lo suficiente para contribuir con los gastos de la casa”. Asimismo, señaló que normalmente obtiene C$ 200 diario como producto de su trabajo. Sin embargo, los días feriados, los fines de semana y los días de pago el monto de sus entradas se incrementa hasta los C$ 400 y C$ 500. Esto indica que Walter Solís gana más de C$ 6000 al mes. Un salario mayor que el de un trabajador de una Zona Franca, donde según Katherin Briceño, el salario básico se aproxima a los C$ 5,000 mensuales.
Según Walter Solís, el costo de la lustrada por cada par de zapatos equivale a C$ 10, lo que indica que normalmente lustra veinte pares de zapatos diarios, y que en los días de mayor trabajo lo visitan entre 40 y 50 clientes.
De acuerdo con Juan Antonio Bravo Rojas, quien visita una vez a la semana a Walter Solís para que le lustre su calzado, “los lustradores de zapatos prestan un buen servicio y hacen rápido su trabajo”.
De Contador Público a vendedor de agua helada
Estudió Contaduría Pública y Finanzas en la Universidad Central de Nicaragua, UCN, tiene tres años de experiencia, trabajó en empresas como Agropecuaria Santa Fe y Galileo servicio, sin embargo, Jorge Luis Díaz Chávez es hoy día un vendedor de agua helada en el mercado Iván Montenegro, esto debido a la falta de oportunidades para conseguir trabajo en áreas relacionadas a su carrera.
De acuerdo con Jorge Díaz, en las empresas antes mencionadas ganaba un salario de C$ 5,000, aproximadamente dos mil córdobas menos que los que obtiene como vendedor de agua helada.
Pese a tener conocimientos de soldadura, albañilería y pintura, Jorge Díaz prefiere vender agua helada, pues es un oficio en el que no tiene un jefe, y en el que él establece su propio horario. Con relación a esto mencionó que “yo decido a qué hora iniciar y a qué hora terminar”.
“Trabajé en una Zona Franca, pero no me dio resultado”
¡Agua helada! ¡Agua helada! Es el pregonar diario de William Antonio Cerda Meneses, quien tiene trece años de comercializar el vital líquido en el mercado Iván Montenegro, lugar al cual llegó luego de haber trabajado en una Zona Franca, en la que recibía un salario menor al que recibe ahora como vendedor de agua helada.
“Trabajé en una Zona Franca, pero no medio resultado, entonces decidí vender agua helada”, afirmó William Cerda, quien asegura que con los C$ 200 que gana diario, suple sus necesidades y mantiene a su mamá, la cual está enferma del corazón.
De acuerdo con William Cerda, trabajar de manera informal ofrece ventajas como “no tener jefe, ganar más que en una Zona Franca y tener un horario propio”. Sin embargo, considera que lo más difícil de su trabajo es la pena, “pues la gente piensa que un vendedor de agua helada es un botado, un ladrón”.
Con relación a las ventas, William Cerda asegura que “los días en los que menos se vende son los miércoles y los jueves, y los de mayor ingresos son los fines de semana”.
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